El Área de castigo

"Mucha gente piensa que el fútbol es un juego a vida o muerte, pero es mucho más importante que eso"
William Shankly (1913-1981) Mítico entrenador inglés

lunes, 26 de julio de 2010

Raúl González y la margarita

Hoy dice adiós Raúl al Real Madrid. Y ando deshojando la margarita de mis sensaciones con respecto a él. Me gusta no me gusta, le quiero no le quiero. Me gustó como irrumpió, no me gustó su final. Me gustó que apareciera siempre en los momentos clave, no me gustó que a pesar de desaparecer siempre jugara.

No me gustó su fútbol, pero me gustó que, a pesar de eso, fuera determinante durante mucho tiempo. Me gustó que mandase callar al Camp Nou, no me gustó que permaneciera callado en muchos clásicos. Me gustó que sin ser mucho lo fuera todo. No me gusta que se vaya por la puerta de atrás, aunque me hubiera gustado que hubiera sido antes.


Me gusta que se le recuerde como un mito, no me gusta que su leyenda influyera en los onces. Me gusta su manera de comportarse en un campo, no me gusta que eso fuera lo mejor de su última etapa. Me gustó su inteligencia y su ambición, no me gustó su capacidad de decisión en los fichajes.



Me gusta que fuera una referencia en la Selección, no me gusta que no haya ganado nada con ella. Me gusta que me abrumen sus números, no me gusta que muchos se agarrasen a ellos durante un tiempo. Me gusta que se le valore como uno de los grandes, no me gustaría que se marchase sin un gran homenaje.


Cuando mis hijos me pregunten quién fue Raúl, todavía no sé mi respuesta, pero sería de necios no reconocer que Raúl, ese desgarbado chico que soñaba con porterías, es una leyenda. Hoy es un día triste para buena parte del madridismo, yo estoy feliz porque, hoy, le valoro y admiro más que ayer pero menos que mañana. La margarita dijo sí.

viernes, 23 de julio de 2010

Soy de Perico, Chava y Sastre

La etapa reina del Tour me dejó frío. Y eso que pintaba bien. Dos escaladores de postín mano a mano con 10 kilómetros de carretera hacia el cielo. Pero no pasó nada, la igualdad de fuerzas provoca eso, poco espectáculo. Aunque no quita ni un ápice de mérito a Contador, que este año ganará a lo Indurain, aguantando en la montaña y sacando tiempo en la crono.

Pero echo de menos, otro ciclismo. Quizá les exijamos demasiado a los corredores. La etapa de ayer con cuatro puertos, no permita gestas como las que protagonizaban los escaladores puros. Esos que no tenían otra, que morir cuesta arriba, a tumba abierta, porque en las cronos perdían todas sus opciones.

Ayer Contador y Schleck entraron de la mano, con etapa mítica para uno y Tour para otro, no parece un premio exiguo, pero para paladares exquisitos, poca chicha. Podría haber sido la madre de todas las batallas y se quedó en hermanos gemelos. Lástima.


Al terminar la etapa, Carlitos Sastre, estalló. “Estamos haciendo del ciclismo una patraña de niñatos”. Para mí tiene parte de razón. El Tour es tan grande por la dificultad, el ritmo, los percances, los duelos sin concesiones. El fair play está genial y hay que abanderarlo siempre, pero fair play, no es esto.

Sastre, ganador del Tour en 2008, ayer atacó al inicio, quería animar el cotarro, y está en su derecho, con cinco Sastres la cosa hubiera sido distinta. Como dijo Contador, “en la última semana del Tour todos quieren conservar lo que tienen...” y ése es uno de los problemas.

Pero me quedo con Sastre, el madrileño-abulense, provocó mi mayor alegría ciclista de la última década. Su ascensión en solitario en 2008 al Alpe d'Huez me levantó del sillón, ése es el ciclismo que me gusta, aunque no hubiera vencido, pero la verdad es que esa ascensión, ese acto de valentía le valió un Tour.



Un escalador nato, diesel, veterano, honesto y fiel a su profesión y a su manera de entenderla. Reconozco que Indurain me aburría más que Chava, y que Contador va camino de lo mismo. Ambos serán nuestros mejores ciclistas para la historia, pero en mi corazón de aficionado, con sus errores, sus pájaras y sus dramas, Perico, Chava y Sastre vestirán siempre el amarillo.

martes, 20 de julio de 2010

Diego Castro y Colunga, las dos guindas

Definitivamente el Getafe 2010-11 ilusiona. Ángel Torres ha vuelto a hacer el milagro de los panes y los peces. Marcano, Borja, Arizmendi y Mosquera. Producto nacional que está de moda, a bajo precio –en la mayoría de los casos gratis- y con juventud suficiente para sacar rédito futuro deportivo y económico –sólo Marcano llega cedido-.

Por el contrario, la afición azulona andaba con la mosca detrás de la oreja. Las ventas de Pedro León y Soldado, los dos grandes puntales –Pichichi y máximo asistente- y la falta de sustitutos reales desprendía dudas entre la Marea Azul. Pero la política del Getafe ha girado radicalmente. De ser la temporada pasada uno de los clubes que más invirtió en fichajes –sólo Real Madrid, Barça y Sevilla le superaron- ha pasado a dejar salir antes de entrar.

El acuerdo con Diego Castro viene de lejos, pero Torres quería esperar a la posible salida de Pedro León porque el gallego quedaba libre el año que viene. Eso se ha producido y va a provocar dos nuevas llegadas. Se llegará a un acuerdo definitivo con el Sporting -entre 1,5 y 2 millones- y se hará un esfuerzo por Adrián Colunga para sustituir a Soldado. El Recre, propietario del jugador, pide 3 millones, el Getafe ofrece en torno a dos, pero los onubenses están interesados en Kepa, con lo que el fichaje se puede cerrar de manera definitiva esta semana.


Con Diego Castro y Adrián Colunga, el nuevo Getafe sí ilusiona y además habrá conseguido restituir las bajas de dos de sus baluartes por mucho menos dinero. Ya sólo queda esperar y comprobar, un año más, que lo del Geta no es un milagro desde hace mucho tiempo.

lunes, 12 de julio de 2010

España en detalles

El país se levanta resacoso, pensativo, con la mirada perdida, cansado, pero feliz. Se frota los ojos, recurre a la prensa para certificar que el sueño es real, a las 8.00 se había acabado el papel en el quiosco. Todos recordaremos el 11 de julio (San Andrés). Cada detalle, a qué hora nos levantamos y cómo pasaron las horas hasta que Casillas levantó ese trofeo de oro tan bonito.



Cada uno con sus objetos fetiche, sus posturas, sus palabras medidas. Ayer me puse las mismas bermudas que hace dos años en el Ernst Happel, la misma camiseta roja de la selección, no sé si valió de algo, pero estas cosas tranquilizan. Hasta dejé a mi novia enclaustrada –que me perdone- en casa porque no habíamos visto ningún partido juntos en este Mundial y no era momento de arriesgar. Son detalles que recordaré.

Poder disfrutar de esto tan grande con mis amigos, los mismos con los que reservé viajé a cuartos para Alemania 2006 con antelación, y Francia nos mandó para casa en octavos. Sus lágrimas y las mías, también se acordaban de cuando eran de tristeza. Los abrazos prolongados, el desahogo, el no saber ni cómo celebrar, luego ya aprendimos. Son detalles que recordaré.


Y los detalles de los que nos han propiciado la felicidad. Deportistas de elite, estrellas al alcance de nuestras manos. Cercanos, humildes, normales. Porque es un detalle que Iniesta, un segundo después de marcar el gol más importante de su vida, se acuerde de su amigo Jarque para mandarle un beso al cielo. Detalle de Sergio Ramos y Jesús Navas con Antonio Puerta, siempre presente.

Detalle de Casillas llorando como un niño, haciendo más terrenal a un portero de otra galaxia. Y besando a su novia delante de los focos para demostrar que ser natural manda en este país. Detalle de Del Bosque –perdona por mi desconfianza- siempre en segundo plano, al que sólo vi emocionado acordándose de su hijo Álvaro que tiene síndrome de Down –“es un amor y estoy deseando hablar con él”-. Son detalles que recordaré.


Detalles de un país unido, con sus diferencias y debates, a través del fútbol, un deporte que sirve para esto. Detalles que nos han hecho tan felices. Gracias Andrés, gracias Iker, gracias España, ya somos eternos.

miércoles, 7 de julio de 2010

Hoy es el día

Pase lo que pase estaremos orgullosos. Lo sé, si pasa lo peor nos dolerá tanto que olvidaremos lo importante. Y, ¿qué es lo importante? Es lo que ha conseguido esta generación de futbolistas y amigos . No ha sido meterse en una semifinal de un Mundial, no ha sido ganar una Eurocopa -que también-, lo que han logrado es unir un país que por cuatro retrógrados seguía instalado en la crispación constante.


Estos chicos han logrado que en cada rincón haya una bandera ondeando la ilusión, han conseguido que los balcones y ventanas reflejen esperanza, sin prejuicios, sin intrusismos políticos. Y lo han hecho con humildad, resolviendo los debates, con naturalidad y sacando adelante los partidos con entereza, sin brillantez, pero con talento, sin chispa pero con sacrificio. España ha logrado ser y parecer, se ha respetado en el césped y ha mantenido la misma línea lejos de él.

Hoy es ese día que no admite calificativos, cuya descripción hay que buscarla muy adentro. No una generación, un país, ha soñado mil veces con lo que hoy debe pasar. Hoy ya no es el día en el que nos preguntamos ¿qué va a pasar? Hoy es el día en el España se pregunta ¿qué vamos a hacer? Queremos, podemos y lo sabemos.